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Se acerca el otoño, y con la aparición de esta estación emergen las alergias.

Por ello, es importante conocer qué tipo de acolchado o cubrecamas elegir para los meses de frío, a los fines de evitar provocar la sintomatología que produce tanto malestar en personas alérgicas.

En primer lugar es importante destacar el rol que cumplen los ácaros, que pueden estar presentes en nuestro hogar, en las alergias. Los ácaros son artrópodos muy pequeños que habitan en todos aquellos lugares que sufren acumulación de polvo, como ser alfombras, acolchados, colchones, bibliotecas, frazadas, entre otros.

En aquellos hogares que habitan personas alérgicas se recomienda no acumular objetos que puedan juntar polvo. En caso que se cuente con muchos objetos, o amplias bibliotecas con libros, o peluches y juguetes en las habitaciones de los niños, deberá cuidarse de limpiar y juntar periódicamente el polvillo acumulado.

El dormitorio, tanto el matrimonial como la habitación de los niños, suele ser un espacio donde se pasan muchas horas al día, no solamente se circunscribe al descanso. Muchas veces, el dormitorio de los niños, por ejemplo, es asimismo espacio de juegos, o ámbito de estudio.

En cuanto a la ropa de cama, se aconseja adquirir aquellos acolchados o mantas de fibra o algodón. Es importante establecer una diferencia entre el poliéster, por ejemplo, y el algodón.

El poliéster es una fibra artificial,  producida por la industria del petróleo. Posee la ventaja de ser más resistente a la decoloración producida por el sol y las arrugas, pero tiene la desventaja de no absorber la humedad producida por la piel del hombre.

El algodón, en cambio, es una fibra natural, muy utilizada por su nobleza, por ser fresca y absorbente.

La ventaja del algodón es que al ser una fibra natural no contiene productos químicos, permite respirar, ya que el aire circula entre las capas. Su desventaja, por otra parte, es que tiende a encogerse y se arruga fácilmente.

En lo que a ropa de cama se refiere, se recomienda utilizar algodón 100%, sin tratar y sin blanquear. La ropa de cama debe lavarse al menos una vez por semana, a una temperatura de 60°.

Por su parte, acolchados y mantas deben lavarse cada seis meses, y de ninguna manera se aconseja el uso de antipolillas o naftalinas, ya que las mismas desprenden productos químicos que son perjudiciales para las personas alérgicas.

Se recomienda el uso de fundas anti ácaros para los colchones y ropa de cama.